Las siete etapas que explican la burbuja inmobiliaria española. El fenómeno de la burbuja económica no es un concepto nuevo. En la actualidad vivimos bajo la resaca provocada por una burbuja inmobiliaria que enriqueció a unas cuántas personas y que ha empobrecido a decenas de miles, tal vez millones. Y es que el ser humano no aprende de los errores pasados y cuando el dinero fácil fruto de la especulación se le pone a tiro, salta sobre él como un animal a por su presa. A lo largo de la historia hemos vivido varias burbujas, siendo las más conocidas las de la tulipomanía (especulación con los tulipanes holandeses en el siglo XVII), la burbuja de los mares del Sur de 1720, el crack de 1929, la burbuja financiera e inmobiliaria en Japón de los años 80, la crisis financiera asiática de 1997 y la burbuja de las puntocom. Las burbujas económicas tienen un ciclo de vida, y el prestigioso economista estadounidense Hyman Minsky, del que ya hemos hablado en El Blog Salmón, lo analizó con gran exactitud.
Fase 1 – Planteamiento Fase 3 – Crédito fácil. Perspectiva sociológica. Una perspectiva puede definirse como una forma de mirar y de ser vista alguna cosa. Por tanto, tener una perspectiva significa mirar alguna cosa de una forma particular. Para los sociólogos, la cosa que es observada es el mundo social, o sea, las diferentes formas en que los seres humanos se comportan socialmente. Así, cuando hablamos sobre la “sociedad” o el mundo social, eso a que realmente nos estamos refiriendo es al comportamiento de los seres humanos, el auténtico objetivo de estudio para los sociólogos.
Por eso, cuando hablamos sobre la perspectiva sociológica estamos hablando de la forma particular en que los sociólogos, en oposición a los no-sociólogos, prueban de entender la conducta social de los humanos. Eso no quiere decir que todos los sociólogos necesariamente miran el mundo social des de la misma perspectiva (o punto de vista), ni que siempre coincidan con eso que están observando, ni con las conclusiones finales.
Adolescentes en la era Instagram. Su idea de una jornada ideal pasa por no acudir a clase, no madrugar, tener una tarjeta black (“pero sin corrupción”) y estar con los amigos y pasarlo bien. Lo cuentan entre risas y algo de rubor seis alumnos, de 17 años, del Instituto Severo Ochoa, en la localidad madrileña de Alcobendas. Chicos de clase media, la mayoría de padres divorciados y con problemas escolares, motivo por el que han sido derivados a Diversificación o al Programa de Cualificación Profesional Inicial Voluntaria, cursos para obtener la ESO con contenidos más bajos. Todos consideran a la familia como un valor fundamental.
“La convivencia es buena aunque discutimos mucho. Me repite las cosas muchas veces y me rallo.Ella suele llevar razón pero a veces resulta pesada”, cuenta Daniel León Vargas, de 16. Su sueño sería irse con su novia a vivir a otra ciudad, quizás Nueva York. Les mola mazo o les renta pero no se han chinado; viven en la keli y no les va el canteo. Adolescencia. Fernando J. Mentiras, mentirijillas y mentirazas | EL PAÍS Semanal. Debo confesar que las personas que hacen ostentación de su sinceridad y que alardean de no mentir nunca me ponen muy nerviosa. Muchas veces esos individuos son luego los más resbaladizos y mendaces (recordemos las grandes demostraciones de autenticidad de Jordi Pujol, por ejemplo), pero no es de ese nivel de falsedad del que hoy quiero hablar, sino de las mentiras cotidianas. Porque todos mentimos a mansalva. En primer lugar, para decir todo el tiempo la verdad hace falta ser un auténtico grosero y un botarate.
He conocido a algún imbécil así, tipos que se creen muy genuinos por soltarle a alguien que está envejecido y horroroso, por ejemplo. Mentimos todo el rato por cortesía, por amor, por compasión, y bienvenidas sean esas mentiras dulces. La mentira que más me interesa es la estructural, la que forma parte esencial de nuestras vidas Los impostores siempre me han fascinado; todos deseamos en algún momento salir de nuestras vidas, pero los impostores lo hacen, lo ejecutan. @BrunaHusky. Barça-Real Madrid: Así se consuela a un perdedor | BuenaVida. Domingo, tarde de fútbol … y de clásico. El plan rey es hoy para muchos el mismo: reunirse con amigos o familia para disfrutar del partido de fútbol Barça-Real Madrid, que arranca a las 21 horas y en el que ambos equipos luchan por el liderato.
Estos 90 minutos dejarán en las filas de nuestros círculos sociales ganadores y perdedores (a no ser que haya un empate), y suele ocurrir que a muchos de nosotros nos toca consolar a un amigo, pareja o padre decepcionado. ¿Cómo se hace? Por definición, consolar quiere decir aliviar la pena o aflicción de otra persona, buscándose en todos los casos un resultado inmediato y paliativo. En plena desazón por la pérdida de nuestro equipo (o cualquier otra contrariedad: cierto, las hay más graves), muchos se plantean el papel del consuelo como terapia de choque contra los sentimientos de tristeza y melancolía que nos asedian, ya sean motivados por una razón de peso o banal.
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