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Lengua española

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Hay problemas con el verbo 'haber' Si el verbo haber tuviera que escribir su currículum, declararía los dos grandes puestos que ejerce en la lengua española.

Hay problemas con el verbo 'haber'

Por un lado, se usa para construir pasados en los llamados tiempos compuestos, o sea, en los verbos conjugados en dos palabras; en ellos, el verbo haber es siempre el que encabeza la conjugación: había venido, habrían estado, hayas comido, hubiéramos salido, por ejemplo. Se trata de dos importantes desempeños en la gramática de nuestra lengua, ambos muy antiguos y ambos vivos en el español de hoy.

Nos ocuparemos ahora del segundo de esos oficios, y, en concreto, de frases como... Solo con tener una cuenta ya puedes leer este artículo, es gratis. RegístrateIniciar sesión Gracias por leer EL PAÍS. ¿Es lo mismo "xd" que "jajaja"? Todas las formas de reírnos en internet. “Sólo” o “solo”: 10 años de insumisión en la RAE por una tilde. Palabras para entender por qué perdemos la d intervocálica como en 'Corazón partío'

“Tenemos una lengua hermosa y precisa. ¿Por qué estropearla con el lenguaje inclusivo?” ¿'Chi' o 'chí'? La tilde diacrítica, explicada en una polémica de Twitter. El pasado 19 de junio, el usuario de Twitter @jcm_edu, profesor de Enseñanza Secundaria según la información contenida en su biografía en la red social, realizó la siguiente pregunta a las cuentas de la Real Academia Española (RAE) y a la Fundación del Español Urgente (Fundéu): "Si para en lugar de afirmar con el adverbio «sí», utilizo la expresión afectada «chí», ¿debo acentuarla?

¿'Chi' o 'chí'? La tilde diacrítica, explicada en una polémica de Twitter

". La Fundéu fue la primera en contestar, el mismo día 19, y ofreció una respuesta tajante: "Lo escribiríamos con tilde". La RAE, por su parte, no contestó hasta el día 24, y su respuesta era distinta a la anterior: "Si utiliza esa expresión, debe escribirla sin tilde porque es una palabra monosílaba, y los monosílabos no se tildan salvo cuando se trata de uno de los casos de tilde diacrítica". Federico Corriente, arabista en la España imposible. Cómo 'Rebeca', el clásico de Hitchcock, acabó dándole un nombre a un tipo de chaqueta.

«Anoche soñé que volvía a Manderley».

Cómo 'Rebeca', el clásico de Hitchcock, acabó dándole un nombre a un tipo de chaqueta

El arranque de Rebeca, la película de Alfred Hitchcock basada en la novela homónima de Daphne du Maurier, es parte de la historia del cine. El delantal de los apuntes de Concha Casado Lobato. [Este artículo pertenece a La Matяioska, la newsletter quincenal de Verne.

El delantal de los apuntes de Concha Casado Lobato

Si quieres suscribirte, puedes hacerlo a través de este enlace y si quieres hacernos llegar algún mensaje, puedes escribirnos a lamatrioska@verne.es]. No son dos vidas pero lo parecen: la de antes del confinamiento y la que llegó con él. En esa de antes yo tenía una agenda milimetrada y había revisado muchos de mis procesos domésticos y profesionales para tratar de simplificarlos y atesorar tiempo para las cosas de mi gusto. Leí que Mark Zuckerberg y Barack Obama habían abreviado la primera decisión de sus mañanas (“¿qué ropa me pongo?”) ¿Trabajar como un negro? Cómo responder a este y otros microrracismos de la lengua española. ¿Nubes, esponjas o jamones? El dulce trabajo de bautizar gominolas. Este mes ha vuelto a popularizarse en Twitter una discusión que es un clásico en las redes sociales españolas: tú, ¿cómo llamas a esta chuchería?

¿Nubes, esponjas o jamones? El dulce trabajo de bautizar gominolas

La disputa de las nubes/jamones surge cada cierto tiempo en redes sociales y suele generar un torrente de respuestas. Antes de que @aaronpp14 la popularizara de nuevo en Twitter –lleva más de 7.000 retuits y 47.000 me gusta desde el 16 de mayo–, lo hicieron otros. Confundir la Feria del Grelo con la del clítoris: por qué no puede un traductor automático sustituir al humano (de momento) La RAE no ha cambiado de criterio: "solo" se escribe sin tilde. Esta semana centenares de tuiteros compartieron entre exclamaciones de alegría la noticia de que la RAE, finalmente, se había rendido.

La RAE no ha cambiado de criterio: "solo" se escribe sin tilde

Al parecer, la institución claudicaba y permitía poner la tilde en los pronombres demostrativos y en “solo” cuando funciona como adverbio. Coronavirus: Pon a prueba tus conocimientos de Lengua. La RAE está poniendo a prueba nuestros conocimientos de lengua durante estos días de confinamiento.

Coronavirus: Pon a prueba tus conocimientos de Lengua

Este mismo domingo por la mañana ha publicado en sus historias de Instagram un test sobre laísmo, loísmo y leísmo, preguntándonos si es correcto decir "a Juan lo vimos ayer" o a "Juan le vimos ayer" (en este caso ambas opciones están aceptadas). La RAE lleva desde el principio de la cuarentena publicando juegos e iniciativas similares. El arte de señalar el camino. Son flechas, formas geométricas con combinaciones de colores, muñequitos y figuras esquemáticas que pueden sacar de un apuro, evitar perderse en un lugar desconocido o meter la mano donde no se debe.

El arte de señalar el camino

Es un lenguaje visual que dice muchas cosas con muy pocos elementos, pero que, si está bien hecho, pasará casi desapercibido para un transeúnte o un consumidor que seguirá sus indicaciones sin que ni siquiera asome a su imaginación el enorme esfuerzo, el trabajo y la larga historia que hay detrás de esas señales, símbolos y pictogramas. Es una especie de “manual de instrucciones para el mundo construido”, apunta el diseñador David Vanden-Eynden, que publicó en 2015 el libro Signage and Wayfinding Design: A Complete Guide to Creating Environmental Graphic Design Systems (Diseño de señalización y orientación: una guía completa para crear sistemas de diseño gráfico ambiental) junto a Chris Calori, su socia en el estudio neoyorquino CVEDesign.

Cómo han invadido la oficina los anglicismos. Un anuncio de perfume.

Cómo han invadido la oficina los anglicismos

Una mujer joven, de cabello rubio y ojos azules, aparece sobre un fondo de telas de color rosa: “Cada noche nace en ti una new woman. Cucuruchos, gazpacho, sangría... Historia de las palabras que nos comemos en verano. Cuando no había más frigoríficos que el hielo que se compraba por bloques en las fábricas de tal nombre, ni más transporte que el de los vehículos con que ir al mercado o la plaza de tu ciudad, las comidas tenían sus épocas; había una forzosa estacionalidad de los alimentos y se comía gazpacho cuando el campo daba tomates.

Cucuruchos, gazpacho, sangría... Historia de las palabras que nos comemos en verano

Hoy, las cámaras frigoríficas nos guardan productos para todo el año, se cosechen cuando se cosechen, y eso hace que se usen en cualquier momento del año las palabras para esa comida que antes era solo disfrute veraniego. Por eso, para acabar la serie que nos ha acompañado este verano, haremos un repaso por todas esas palabras con que nos alimentamos en la temporada estival sabiendo que la mayor parte de ellas serán también comida nuestra de cada día incluso cuando haga frío.

Lo más grande está hecho de lo más pequeño. El pescado de temporada en agosto incluye palabras de una enorme continuidad en el tiempo y en el espacio. Bajo los adoquines, las palabras para bañarse. ¡Qué calor hacía en Madrid esa noche de verano! El mito veraniego del ‘Rodríguez’: el español frustrado sexualmente que elevamos a la categoría de héroe.

Simón, el protagonista de la obra Usted puede ser un asesino (Alfonso Paso, 1958), justificaba así su decisión de contratar a una prostituta mientras su mujer estaba en la playa con los niños: “Llevo todo el año trabajando como un negro, tengo derecho a echar una cana al aire”. La figura del rodríguez, un mito de la cultura popular española en los 60 y los 70, era aspiracional: si el hombre cumplía con su deber asignado (cabeza de familia, trabajador, proveedor) se merecía satisfacer sus impulsos sexuales de vez en cuando sin hacer mucho ruido. Al fin y al cabo la ley penalizaba el adulterio femenino, no el masculino. Test: ¿Por qué "porqué" y no "por que" o "porque"? Internet ha cambiado la lengua, pero no para mal. Cuando se habla de lengua e internet, las quejas son habituales: no cuidamos ni la ortografía ni la puntuación, es mejor comunicarse en persona, cada vez escribimos y leemos menos y peor… La lingüista canadiense Gretchen McCulloch acaba de publicar Because Internet (Porque internet), un libro en el que cuestiona estos tópicos y propone casi lo contrario: cuando enviamos WhatsApps y publicamos tuits, nos fijamos cada vez más en lo que queremos decir y en cómo queremos decirlo.

Para McCulloch todo es una cuestión de registros. Estábamos acostumbrados al lenguaje oral formal (el de un discurso, por ejemplo) y al informal (una charla con un amigo). También a leer textos formales (artículos, libros). Pero lo que ha crecido con internet es el lenguaje escrito informal, que hasta la aparición de chats, redes sociales y apps de mensajería estaba confinado a notas, cartas y diarios.

“Internet no inventó la escritura informal -dice McCullock-, sino que la hizo más común”. Parece menterio: más de 50 expresiones viejunas en un monólogo de cuatro minutos. Flabelos, abanicos y aires acondicionados: palabras para tomar viento. Herramientas para darse aire hay varias: las más simples apuntan a la forma simple de un abanico, las más recientes son de enchufe y consumo eléctrico, como el aire acondicionado. Con todo, los inventos más modernos no reemplazan a los viejos y algo así ha ocurrido con las palabras de nuestra lengua.

Las antiguas y las nuevas palabras que usamos para tomar viento fresco nos sirven para mostrar cómo casi cualquier parcela de nuestro vocabulario se construye a partir de la herencia del latín, a través del préstamo de palabras de otras lenguas y mediante la creación de vocabulario técnico. Las formas más básicas de referirse a los instrumentos que nos refrescan salen del fondo de palabras latino. El nombre de los palos secos entre la arena y otras palabras raras del verano. El escurridizo significado de “guiri” Del "moscoso" al "Rodríguez": historia de las palabras que usamos para no trabajar. Sin entrar en cuántos derechos laborales hemos perdido o no hemos alcanzado aún, una mirada a las palabras para nombrar en español el descanso del trabajo y el disfrute de días no laborables nos confirma que hemos cambiado mucho como sociedad.

Contestad a este test sobre el infinitivo, ¡es una orden! No se debería decir “¡venir ahora mismo!” , sino “¡venid ahora mismo!”. Tal y como explicábamos en nuestros Propósitos lingüísticos para escribir correctamente en 2019, no se considera correcto el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una orden a una segunda persona del plural.