Eduardo Battaner: “No he encontrado a Dios en el universo, pero Einstein sí, en la perfección y la belleza de sus leyes” Filoselectivitat - Lluna Pineda. El barco de Teseo: lo que una embarcación reconstruida nos explica sobre la identidad. Los experimentos mentales son escenarios imaginarios que nos ayudan a replantearnos nuestras ideas y a elaborar otras nuevas.
Son herramientas que han usado científicos, economistas, historiadores y pensadores para provocar “una intuición sincera que haga golpear la mesa”, como escribe el filósofo Daniel Dennett. En esta serie de artículos examinamos algunos de los experimentos mentales filosóficos más conocidos. El barco de Teseo se conservó durante varios siglos y navegaba hasta Delos cada año en honor y agradecimiento a Apolo por haber salvado la vida del héroe y de sus acompañantes. A lo largo de los años, la embarcación se había deteriorado y se habían reemplazado las piezas originales por otras nuevas, hasta el punto de que los filósofos atenienses ya discutían acerca de si se podía hablar del mismo barco incluso aunque no conservara ninguna de las tablas ni de los treinta remos que usó Teseo en su viaje a Creta. Nosotros también cambiamos No somos un barco. El cerebro en una cubeta: ¿y si vivimos en una simulación? ¿Eres libre o todo lo que haces lo decide tu biología?
ABOGADO: Señoría, el sistema legal se basa en que somos seres racionales y, sobre todo, libres.
No se nos castiga por haber incumplido una ley, sino por haberlo hecho intencionadamente. Solo podemos juzgar la moralidad de un acto si este acto se lleva a cabo de forma consciente. Sería absurdo culpar a alguien por tropezar o meter en la cárcel a una tormenta. Sé que no estoy diciendo nada nuevo: por ejemplo, hace unos años, una estadounidense acusada de robar ropa por valor de 2.500 dólares fue tratada con benevolencia porque un tumor cerebral pudo haber afectado a su comportamiento.
FISCAL: Señoría, todo esto no viene al caso. JUEZ: Es cierto, este ejemplo es de una persona enferma, a la que nadie culparía de sus actos, pero su cliente, en cambio, es un adulto sano y libre. ABOGADO: Precisamente la ciencia pone en duda que seamos libres y no, simplemente, el resultado de un determinismo biológico. Los tumores cerebrales, las enfermedades, las adicciones no son lo único que nos condiciona. Dos experimentos mentales para poner en duda tu propia identidad.
Descartes puso en duda todos sus conocimientos con el objetivo de llegar a una idea de la que no pudiera dudar y que le sirviera para edificar su pensamiento filosófico: pienso, luego existo.
Es decir, lo único que Descartes tenía claro era que él existía (y pensaba). Sin embargo, hay filósofos que creen que llegó demasiado lejos. Siguiendo su argumentación, lo más que podía decir era “hay un pensamiento” o “alguien está pensando”. Porque sí, unos cuantos pensadores han puesto en duda incluso nuestra propia identidad. Lo habitual es pensar que la conciencia y la identidad son procesos físicos que se dan en el cerebro. El teletransporte. Filosofía: ¿Por qué hay algo en lugar de nada? El filósofo alemán Leibniz se preguntó en el siglo XVII por qué hay algo en lugar de nada.
Es decir, ¿cuál es la causa de que el universo exista? ¿De dónde salen todas esas estrellas, planetas y nosotros mismos? ¿No sería más fácil y sencillo que no hubiera nada en absoluto? Al fin y al cabo, y como decía Woody Allen, “la nada eterna no está mal, si llevas la ropa adecuada”. La respuesta de Leibniz era la usual en su época: hay algo porque Dios lo creó y Dios se creó a sí mismo.
Damos un repaso rápido a otras respuestas a esta pregunta, no sin antes recordar al filósofo Sydney Morgenbesser, que la contestaba con un “si no hubiera nada, aún os seguiríais quejando”. 1. Una de las teorías candidatas para aclarar cómo se pasó de la nada al Big Bang sería la de la fluctuación cuántica, que apunta que el vacío es inestable y permite la formación de pequeñas burbujas de espacio-tiempo que se forman de manera espontánea. 2. 3. 4. 5. 6.
Es una respuesta razonable.