Mito 8. Todos los niños tienen capacidad... No existe un grupo de alta capacidad que necesite un trato especial en la escuela
Todas las personas tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles, pero esto está lejos de hacer cierto el mito anterior. Es evidente que no todos los alumnos son de alta capacidad, ni tampoco todos los de alta capacidad lo son en el mismo grado. Mientras todos los niños tienen capacidades y limitaciones, algunos niños tienen capacidades extremas en una o más áreas. La capacidad extrema crea unas necesidades educativas especiales, al igual que lo hacen el retraso o las dificultades de aprendizaje. La escuela atiende adecuadamente, en el mejor de los casos, a los alumnos de condiciones medias, porque los programas en su contenido y desarrollo están previstos para ellos, pero en cuanto una persona comienza a apartarse de lo “normal”, el desajuste con la capacidad del programa convencional para responder a sus necesidades se hará cada vez más patente. ¿Cómo estimular en estas condiciones su afán por saber y profundizar en una materia determinada?
11 modificaciones para mejorar la escuela actual
1. La primera sería incrementar la individualización, la adaptación a las necesidades de cada alumno en cada momento de su desarrollo. Es la escuela la que debe adaptarse al alumno y no el alumno a la escuela, como ocurre en tantísimas ocasiones.
El modelo de los tres anillos: una visión global y actual
Acabo de terminar la revisión de la versión española de un trabajo que tiene gran interés para todos los dedicados a temas educativos, particularmente los relacionados con las altas capacidades y el desarrollo del talento. Se trata de una versión del capítulo que Renzulli y Reis publicaron en el último Handbook de la American Psychological Association, la obra de referencia más relevante y actualizada que existe actualmente y de la que ya me hice eco en otra entrada anterior. Es uno de esos libros que si el que discute contigo no ha leído, no tiene objeto seguir la discusión...
MITO 10. Lo único que se consigue con una educación diferenciada para alumnos de alta capacidad, es crear elitismo, aumentando y pronunciando de manera evidente las diferencias entre las personas
Toda educación que se precie de serlo debe tener como fin último la búsqueda de la excelencia, que persigue que cada persona pueda desarrollarse al máximo en todos los ámbitos de la vida. Ofrecer a los alumnos de alta capacidad la oportunidad de alcanzar el nivel al que pueden llegar, mediante la forma que a ellos más les conviene, no es crear elitismo, es dar a cada uno lo que le corresponde, porque tan injusto es el trato desigual de los iguales, como el trato igual de los desiguales, como ya dejó claro Aristóteles hace algún tiempo. No conviene confundir elitismo con excelencia. Lo que ocurre es que en muchos ambientes la promoción de la excelencia no está de moda. Se percibe, en ocasiones, una atmósfera un tanto colectivista que pretende la promoción del igualitarismo, evitando a toda costa que los más capaces puedan destacar sobre el resto, lo cual es profundamente injusto.
Mito 7. Los niños de alta capacidad suelen pertenecer a clases sociales altas…
Si bien una adecuada estimulación desde las primeras edades puede favorecer el desarrollo óptimo de los niños de alta capacidad, así como la consecución de todas sus potencialidades, la investigación muestra que en ambientes desfavorecidos también pueden encontrarse niños con talento, que necesitarán de programas adecuados una vez que hayan sido identificados. Vincular la alta capacidad con la clase social es intrínsecamente equivocado, retórico y poco riguroso. Y, sobre todo, falso. Lo que ocurre es que nos desenvolvemos en unas sociedades que tienen una pertinaz tendencia a la injusticia y a perpetuar y consolidar determinados privilegios que sólo alcanzan a las personas que ocupan los lugares socialmente más destacados. A los ricos y poderosos, podríamos decir utilizando una retórica un tanto demagógica.
Los niños de alta capacidad necesitan una configuración curricular específica. ¿Por qué?
Todo proceso de intervención educativa comienza por la identificación de las necesidades educativas de los sujetos que han de favorecerse de el. O, dicho en otros términos, todo proceso de identificación —de alumnos con alta capacidad académica, en el caso que nos ocupa— ha de estar encaminado a la inserción de los alumnos en programas adecuados de manera que pueda tener lugar una enseñanza enriquecida y unas experiencias de aprendizaje adecuadas (Cfr. Mills & Beaton, 1994). Así pues, identificación y programas, idealmente, se implican de manera mutua.
El modelo de los tres anillos - JAVIER TOURÓN
Me sirvo como base para este post de un texto escrito hace años sobre este particular con dos colegas (Peralta y Repáraz) de mi departamento en la Universidad. Como en el post siguiente voy a hablar del modelo de puerta giratoria, me parecía preciso abordar con un poco más de detalle que en el post del mito de 3-5%, el modelo de este autor, que es tan citado habitualmente. J.
Mito 11. La atención diferenciada a los alumnos de alta capacidad atenta contra el principio de igualdad de oportunidades, produciendo diferencias entre los alumnos en función de su capacidad
La primera parte es falsa, la segunda no. Claro que se producirán diferencias entre los alumnos en función de su capacidad. Pero es que ¿acaso somos iguales? Es evidente que somos muy diferentes en nuestras competencias y posibilidades. Somos iguales como personas, y es esa igualdad radical la que exige un tratamiento diferente.
Mito 12. La atención a los alumnos de alta capacidad es razonable, pero debe posponerse hasta que otras necesidades mucho más importantes del sistema educativo estén cubiertas
¿Quién y cómo se determina qué necesidades son mucho más importantes? ¿Es acaso una cuestión baladí el que muchas personas con capacidad para ser buenos o grandes músicos, investigadores, escritores, etc. corran el riesgo de perderse? O aunque no se llegue a niveles de excelencia que conviertan a las personas en populares, ¿puede una escuela moderna ignorar las demandas individuales de desarrollo centrándose en un esquema educativo eminentemente grupal? Planteadas las cosas de modo tan extremo muchos pueden pensar que la escuela ya tiende a la atención individualizada en la medida de sus recursos. Aunque esto fuese así, lo que es bastante dudoso, queda por resolver el problema crucial: la adaptación de los programas, el desarrollo de otros nuevos que cubran las expectativas de los más capaces. Generalmente quienes razonan así suelen ser claros detractores de la atención a la diversidad, aunque quizá toleran mejor la atención a los alumnos que presentan deficiencias.